La forma conocida mundialmente se creó en la década de los cuarenta del siglo XX. En concreto durante un invierno especialmente duro en el aeropuerto de Shannon (Irlanda). Por un retraso en un vuelo de la Pan American Joe Sheridan tuvo la idea de añadir whisky de su país al café para contrarrestar el frío de los pasajeros. Cuando fue preguntado por si su origen era brasileño respondió que se trataba de café irlandés.
Hay quienes piensan que esta bebida fue la inspiración para que Gilbeys of Ireland comenzase la comercialización, en 1974, de Baileys, bebida basada también en café, crema y whisky irlandés, que es a veces llamada "café irlandés industrializado".
Ingredientes:
1 Taza de café
2 cucharadas de azúcar moreno
25 ml de Whiskey irlandés
Crema batida
200 ml de crema de leche
Un poco de canela
Modo de preparación:
Lo primero que tenemos que hacer es llenar una copa con agua caliente (podemos calentarla en el microondas un par de minutos). Lo mejor es utilizar una copa alargada, consiguiendo ese toque irlandés auténtico que queremos lograr.
Después debemos añadir dos cucharadas de azúcar. Este azúcar hará que este café irlandés tenga un sabor especial y totalmente al gusto de cada uno.
Echa un poco de whisky en la copa. Lo ideal sería que fuese un buen Whisky irlandés, pero puedes utilizar el que tú prefieras o tengas más a mano por casa. Remuévelo todo para que se mezcle bien.
Por otro lado, prepara una taza de café bien cargado. Añádelo a la taza, pero ¡no te olvides de dejar espacio para la crema!
Otra forma de hacerlo, para los más atrevidos, consiste en mezclar el azúcar y el whisky y quemarlo todo para obtener un licor. Después se añade el café intentando que no se mezcle y se le añade la crema por encima, obteniendo tres diferentes texturas (características imprescindibles de este tipo de café).
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