Los efectos de la meditación colectiva en la sociedad
La unión de grupos numerosos de meditadores puede lograr disminuir la criminalidad, el terrorismo y las muertes violentas. Así, al menos, lo ponen de manifiesto diversos estudios.
Cada vez son más las personas que se animan a practicar la meditación. Al hacerlo, experimentan grandes cambios en su salud física y emocional. Sin embargo, algo menos conocidos, pero igualmente importantes, son los efectos de la meditación colectiva en la sociedad.
Y es que, a pesar del escepticismo que puede originar este asunto, se ha evidenciado que la unión de numerosos meditadores tiene un impacto positivo en las dinámicas sociales.
A continuación, exploraremos algunas de las investigaciones que se han llevado a cabo al respecto. En ellas, se pone de manifiesto el poder de la meditación para generar cambios a nivel global.
Los efectos de la meditación colectiva
Reducción de la tasa de criminalidad
Entre 1972 y 1978, se investigó el efecto de un programa de meditación trascendental colectiva en diversas ciudades de los Estados Unidos. Los resultados evidenciaron que dicha práctica influyó de forma en la disminución de la tasa de criminalidad.
Además, se observó que la variación del número de meditadores semanal estaba asociada con los índices de delitos violentos. Resultados similares se hallaron en otros estudios llevados a cabo en Manila y Filipinas.
Por otro lado, entre 1978 y 1991 se puso a prueba la misma hipótesis en Merseyside. Se trataba, por aquel entonces, de la tercera área metropolitana con mayor índice de criminalidad de Inglaterra.
El estudio probó que, cuando el grupo alcanzó un número suficiente de meditadores, se produjo una caída en la delincuencia del 13,4 %. En 1992, cuando finalizó el estudio, Merseyside tenía la tasa de criminalidad más baja del país, un 40 % inferior respecto a la media nacional y a su propia progresión esperada.
Disminución de muertes violentas
En 1985, en Canadá, dos estudios probaron los efectos de la meditación trascendental colectiva llevada a cabo por un numeroso grupo de participantes. Como resultado se observó una reducción en el número de suicidios, homicidios y muertes por accidentes de tráfico.
Además, se hallaron otros efectos positivos adicionales. Por ejemplo, se produjo un aumento en la calidad de vida de la población debido a la reducción en el consumo de cigarrillos y la disminución de las huelgas laborales.
Impacto sobre la guerra, el terrorismo y los conflictos internacionales
Entre 1983 y 1985, se llevaron a cabo tres periodos de entre 8-11 días en los que diversos practicantes se unieron para realizar meditación colectiva. La hipótesis sugería que esto tendría algún efecto sobre el terrorismo y los conflictos internacionales.
Y, en efecto, los resultados confirmaron la teoría. Los mismos mostraron una caída del 72 % en el terrorismo y del 32 % en los conflictos internacionales durante los periodos de meditación.
Por otra parte, en 1983 se propuso una meditación trascendental colectiva en Jerusalén con la intención de mejorar la calidad de vida y afectar de manera positiva a la guerra en Líbano.
Se comprobó la influencia positiva de dicha práctica reduciendo las muertes derivadas de la guerra, el crimen y los accidentes automovilísticos. Además, se produjo una mejora el mercado de valores y el estado de ánimo a nivel nacional.
La meditación colectiva: una valiosa herramienta
Estos impactantes hallazgos pueden comprenderse a la luz de lo que conocemos como «conciencia colectiva». El nivel de conciencia individual de cada persona es reconocible tanto por su emisión de ondas cerebrales como por los niveles de ciertos neurotransmisores como la serotonina.
Quienes poseen un mayor nivel de conciencia lo reflejan en pensamientos de mayor tranquilidad y actos más bondadosos y altruistas. Por el contrario, personas con un bajo nivel de conciencia experimentan más ira e irritabilidad y tienen mayor tendencia a realizar comportamientos delictivos.
Sin embargo, cada individuo es influenciado por el nivel de conciencia colectivo, de modo que todos realizamos una aportación en una u otra dirección. A este respecto, un delincuente tiene mayor o menor probabilidad de delinquir en función de si se encuentra inmerso en un medio de estrés o de paz.
A cierto nivel, todos estamos conectados; influimos y somos influidos por otros. Por ello, al meditar no solo obtenemos mejoras personales, sino que contribuimos a crear un entorno colectivo más beneficioso. A la luz de estos hallazgos, parece funcionar aquello de que la unión hace la fuerza.
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