Libros para repensar el tiempo (una recomendación)
El tiempo disponible que tenemos en esta contingencia mundial podría bien ser usado para leer sobre el tiempo.
El tiempo (junto al amor y la muerte) es uno de los temas más recurrentes del arte. Esta dimensión envuelve nuestras vidas de manera absoluta, vivimos y morimos en él, y no sólo eso, estamos hechos de tiempo.
La temporalidad determina nuestro breve paso por este mundo y, como fenómeno de la percepción humana, es capaz de ir y venir, de desaparecer y reaparecer, de ser despiadado en ocasiones y, en otras, sabio. También puede estirarse y contraerse. Estas son cualidades que, más allá de nuestra infatuación con una concepción lineal del tiempo, culturas y tradiciones a lo largo de la historia nos han revelado; y aquí viene a la mente el manejo tan peculiar, y elegante, que los mayas dieron al tiempo, el cual se ha estudiado y reflexionado ampliamente, con iniciativas como Human in the cosmos.
Tal vez, este sea buen momento para dedicar nuestro tiempo dislocado a la lectura, a abrir todos esos libros que a menudo dejamos, precisamente, porque no encontramos el tiempo para leerlos. Incluso, podría ser una magnífica oportunidad para leer un poco sobre el tiempo mismo, protagonista incorpóreo de nuestras vidas, y sobretodo para jugar con él y repensar su esencia.
A continuación, cinco recomendaciones, de libros sobre el tiempo:
Confesiones – San Agustín
En sus Confesiones, el filósofo dedica varias reflexiones a la naturaleza del tiempo que es, para él, un elemento divino. Específicamente, el libro XI, uno de los tratados filosóficos sobre el tiempo más deslumbrantes que dio la cultura grecolatina, habla sobre los tres tipos de tiempo que existen (para San Agustín, todos ellos exclusiva y necesariamente existentes en el presente): pasado, presente y futuro. En su tratado también habla de cómo, al momento de intentar asirlo, éste se escapa entre nuestras manos: “¿Qué es, pues, el tiempo? Si nadie me lo pregunta lo sé, pero si trato de explicárselo a quien me lo pregunta no lo sé”.
En busca del tiempo perdido – Marcel Proust
Este libro es una oda a la elasticidad del tiempo y, sobre todo, a su gran testigo: la memoria (en siete tomos que, sin duda, nos robarán horas y horas). Esta novela, escrita entre 1908 y 1922, se encuentra entre las más importantes del siglo XX, no solamente dentro de la literatura francesa, sino también universal. Cuenta la historia —en un tono ciertamente autobiográfico— de Marcel, un joven que busca ser escritor y cuyos recuerdos inundan de maneras insospechadas la narración.
Breve historia del tiempo – Stephen Hawking
La siempre nítida sensibilidad del físico y cosmólogo, unida a su enfoque científico, dieron como resultado esta historia del tiempo —cabe señalar que su intención de brevedad es tan paradójica como ambiciosa. En este libro, uno de los clásicos más generosos dentro de los que podríamos definir como divulgación de la ciencia, Hawkings parte del concepto de tiempo para intentar explicar de dónde viene el universo y a dónde va. En él habla a los no expertos sobre el Big Bang, los hoyos negros, la gravedad y la naturaleza del tiempo, con la agilidad y elocuencia de un gran narrador.
Desde la eternidad hasta hoy – Sean Carroll
Carroll es un cosmólogo y profesor de física nacido en Filadelfia. Su libro, un clásico sobre el tiempo, plantea este fenómeno como una flecha que se mueve en una sola dirección. La pregunta es ¿por qué? En un texto amigable para todo público, el científico habla sobre la física, la entropía, los viajes en el tiempo e, incluso, el sentido de la vida humana. Esta lectura parte de la ciencia para hacer filosofía, invitando a la comprensión de una de las preguntas que el tiempo es capaz de plantearnos: ¿por qué existimos?
Expiación — Ian McEwan
McEwan es, probablemente, uno de los escritores vivo más talentosos, y Expiación es su obra maestra. A pesar de que la historia fallida de amor que narra la novela no es sobre el tiempo, este elemento existe como técnica narrativa: la genial pluma del británico es capaz de narrar un segmento de tiempo, una y otra vez, a través de los ojos de distintos personajes, haciendo de su libro un brillante juego de tiempos. Finalmente, la anécdota completa de la historia —la pareja que nunca logra consumar su amor por distintas razones ajenas a ellos— sí describe el tiempo como terrible, sólo algunos segundos son suficientes para cambiar la vida de una persona.
Imagen: Sachin Sandhu-Creative Commons / Image: Sachin Sandhu-Creative Commons
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