A un kilómetro bajo tierra, en las profundidades de una mina en Japón, los científicos han construido una piscina de agua ultrapura dentro de un gigantesco cilindro repleto de tubos fotomultiplicadores. Así es el experimento Super-Kamiokande, que tiene como uno de sus objetivos prioritarios la detección de los neutrinos –unas partículas casi sin masa– que llegan desde supernovas cercanas.
El problema es que estas explosiones estelares suceden con muy poca frecuencia: tan solo tres o cuatro cada siglo en nuestra galaxia. Las explosiones supernova son uno de los fenómenos más energéticos que ocurren en el universo y la mayor parte de su energía se libera en forma de neutrinos. Por ello, detectar y analizar los neutrinos que se emiten en este caso, distinto a los que vienen del Sol u otras fuentes, es muy importante para conocer los mecanismos de formación de las estrellas de neutrones –un tipo de remanente estelar– y los agujeros negros.
Super-Kamiokande posee un sistema informático que analiza, en tiempo real, los flujos anormalmente grandes de neutrinos y avisa rápidamente a los físicos que vigilan desde una sala de control.
Fué inventado por Masatoshi Koshiba, físico japonés que ganó el Premio Nobel de Física en 2002 por sus contribuciones pioneras a la astrofísica, en particular por la detección de neutrinos cósmicos.
Fuente: http://www-sk.icrr.u-tokyo.ac.jp/sk/index-e.html
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